martes, julio 31, 2012

El Mundo contra mi - I

No es que esta sería la primera prueba de que la sociedad se esta complotando para volverme loca (basta mirar el post anterior); pero es que se me amontonan los ejemplos y necesito hacer catarsis para, justamente, no volverme loca.



Resulta que decidí ponerme al día con los pendientes y una de las últimas cosas que me quedaban por hacer era regularizar mi situación con el Municipio. Como nunca llegan las boletas de pago, nunca se cuanto pague o cuanto debo.
Entonces averigue la deuda y quedaba ir a pagarla.


Me levante temprano ayer para ir a la Oficina más cercana. Entro en la Oficina y un cajero con cara de haber desayunado un cafecito sin azúcar me llama.


Buenos días… pero no obtuve respuesta. Bue… quizás no me escuchó desde el otro lado del vidrio.
Sin mirarme ordena “Ciento treinta pesos”.
Le paso dos billetitos de cien (de los buenos, los que se sacan del cajero).
Busca el cambio y me pasa un billete de cincuenta y dos de diez.
De refilón veo que el billete de cincuenta estaba medio cachuzo y sin levantarlo del mostrador le pido amablemente si me lo podía cambiar por otro que este en condiciones.
“No tengo otro billete”, sin hacer contacto visual y medio en voz alta.
“Ehhh… pero este billete esta roto”
“Te dije que no tengo otro billete” insiste bastante mala onda.


Que suerte la mía que vengo a agarrar al cajero que decide dejar de fumar y empezar la dieta todo junto… “Sabes que pasa? Que no me lo aceptan en ningún lado después… esta bastante deteriorado. Si no tenes de cincuenta no hay drama, dame de veinte, de diez, de cinco, de dos o lo que tengas… no hay problema”.
“No tengo más billetes”.


Y pienso… si empiezan a atender a las 7 de la mañana y son las 7.40hs, será que no tiene cambio? Naaahhh… me esta cachando.


“No te voy a aceptar ese billete”, me impongo con una tranquilidad que hasta ahora me asombra.
“Bueno, dejalo ahí, no es problema mío. El cambio ya te lo dí”
Y la verdad no me pude contener “Me estas cargando?” pregunté atónita… Hasta me reí y todo!!!
“Yo no me voy sin mi vuelto. Si no tenes pedile a alguien o avisale al Gerente. Si no te animás le pregunto yo…”


Puede ser que no me dejen vivir en paz?


Entonces el cajero estreñido le grita a la compañera “Pasame uno de 50”.
Se lo saca de la mano a la compañera y me tira el billete por la ventanilla.
ME TIRA EL BILLETE POR LA VENTANILLA…

Aaaahhh, nooooo… este tipo esta mal de la cabeza. Uno, dos, tres… diez. No lo asesines, no lo asesines...

Flaco, porque no te vas un poco a la mier***… Si tu mujer no te quiere tocar ni con un palo, sos tan feo que no te levantas ni a la mañana y sos tan infeliz que tenes que agarrártelas con una mina que NO TE HIZO NADA… No es mi problema. Que me maltrates no va a cambiar la triste vida que llevas: Pobre idiota!

Sonó bárbaro en mi cabeza, pero me perdí y solo le dije: “La verdad que sos un maleducado”


No le importó un pomo, claro.
Para variar, me tiró el comprobante de pago por la ventanilla.
Por más de que haya hablado con el Gerente, con el Defensor del Consumidor y mandado varios e-mails, nada va a cambiar.
En lugar de mandarlo al carajo, me descargue por e-mail.
Bastante menos efectivo.

Será que la maternidad me ha cambiado???...
Naaah, no creo.


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