jueves, julio 31, 2008

Otra vez Sopa ...

Hace mil que no paso por acá. En resumen: mucho laburo, poco tiempo.

Pero es justamente ese el motivo de este post: La combinación “Trabajo” y mi “actitud” con respecto al mismo.
Ya lo hablamos mucho a este tema. Con el tiempo acepté las recomendaciones de todo el mundo de “hacerme menos problema”… pero a veces las cosas superan. Y COMO !!!

La semana pasada llegué a saturarme de Mr. President. Por suerte uno de los ingenieros se sentó conmigo un buen rato y me tranquilizó.
Admito que este trabajo supo reconocer mis esfuerzos y gracias a eso se puede considerar que tengo un buen puesto acá adentro.
Pero a veces lo malo es muy malo. O cuando lo malo aparece no estoy con las pilas para “hacerme menos problema”
La semana pasada fue el tema de la desigualdad. Imagínense que no estamos hablando de una empresa normal. La desigualdad va desde tener un auto, días libres, notebooks, blackberries, etc.
Como no hay un organigrama definido es todo a “la que te criaste”. Para conseguir de lo bueno, tenes que saber pedir.
Lejos de mi forma de ser. Yo creo que si no pido no les debo nada. Lo que me dan es por mérito y así la cuenta me cierra perfecto.

Esta semana es lo mismo de muchas veces. La mitad del tiempo soy esa persona que labura todo el tiempo, tiene todo en la cabeza, es responsable y no deja pendientes. La otra mitad parece que me transformo en una aprovechadora que espera cualquier oportunidad para no laburar.

A ver. Un ejemplo: Mi asistente. El otro día tenía que ir hasta el otro lado de la ciudad para cobrar la liquidación de su trabajo anterior. Entonces me pidió salir un rato antes. Una hora antes le pedí que se fuera. En él se generó una especie de “compromiso”. Ahora se queda hasta que termine. Él sabe que soy flexible, siempre y cuando el trabajo este hecho. Pero por sobre todas las cosas, no le puse cara de traste cuando me lo pidió.
Él esta contento y yo también.
Ese es mi mundo ideal.

En cambio hace semanas que vivo en el mundo del revés. Conmigo a veces no es tan fácil.
No amplio más porque quizás el “conspirador” tenga acceso a este blop. Y no porque no sea capaz de decirlo. Pero cuando decida plantarme, voy a dar mis razones donde corresponden y no a los buchones del rey.

jueves, julio 24, 2008

Conspiración en la Oficina ...

Resuuuuuuuuuuuuulta que ayer al mediodía, al parecer última de todas, me enteré que una persona de la oficina había sido despedida.
A decir verdad era una de esas personas que en el fondo molestan. Pero no puedo explicar las razones.
Debe ser una mezcla de lo boluda que soy junto con otras cosas que chocan.

El puesto de trabajo (no el cargo: el puesto) donde estaba era el mismo que teníamos Luciana y yo cuando entramos acá: el box del pasillo. Ese mismo lugar donde en invierno moríamos de calor y en verano nos hacíamos hielito.
Claro, pero en esa época quejarse no valía. Además se consideraba que las personas que tenían oficinas poseían un status distinto. En fin. Era venirse en invierno en musculosa y en verano dejar la campera de polar en el perchero de la esquina.

En un punto de mi vida aquí adentro, con el alejamiento de las chicas, vinieron personas nuevas. La generación Z elevada al cubo.
Sin saber cómo y porqué mil cosas que no estaban permitidas en “mi época”.
Ahora que tengo la oficina que pertenecía a ExJefe sufro al reves: me muero de frío en invierno y me mato de calor en verano. Al menos soy consistente con el clima real.
Y eso sucede porque esta “chica” tiene tanto calor en el pasillo que pone la calefacción baja cuando hace tres grados afuera.
No puedo dejar de recordar que si a mi se me llegaba a ocurrir mis dedos corrían riesgo de ser mutilados.
Además, para nosotras ya era un avance poder venir a laburar en jean de vez en cuando. Pero hasta no hace poquito se venían en ojotas. EN OJOTAS!!!
Sí, las personas que atienden a los clientes van caminando hasta la recepción en ojotas. Chancleteando.
Cuando los primeros fríos llegaron a Buenos Aires cambiaron las havaianas por zapatillas All Star. Una imagen divina. Con las chicas decimos que “alguien” hubiera muerto de un ataque si las ve.

Pero no puedo decir que me cayera mal solo por eso, sino porque en más de una oportunidad la escuché hablar mal de mi. No es que me importe la opinión de ese tipo de gente, pero tampoco soy tan boluda de sonreir sabiendo que me sacan el cuero por detrás.
En fin. Estos son los motivos por los que ni siquiera me di cuenta que ya no estaba más.

Ahora vayamos a los motivos por los que no está más:

Al parecer boludeaba todo el día (Chocolate por la Noticia).
A mí siempre me sorprendió que su compañera estuviera desde temprano y se vaya después de las seis y media. Es como que tenían horarios distintos. Pobrecita su compañera.
Cuando le preguntaron si boludeaba mucho lo admitió.
Y claro, tenían un registro donde decía que se la pasaba en internechi, bajando música (!!!) y navegando por páginas que nada tienen que ver con su laburo.
Pero lo más grave resulta ser que desde su Outlook podía acceder a las casillas del resto de las personas de la empresa.
Sí, así como lo leen… se metía y revisaba las casillas de sus compañeras y de su jefe, entre otras.
Entre otras la mía.

Me siento ultrajada. Una pendeja de mierda estuvo revisando mis mails!!!
No es que haya nada que ocultar ya que muuuuuchos de los mails son de cosas de laburo. Pero no hay que olvidar que yo estoy a cargo del Departamento y mucha de esa info es confidencial.
Se habrá divertido con algunos mails de mis amigas, en los cuales se enojan, desenojan, arreglan y desarreglan salidas… pero nada más. Quizás se habrá enterado del blop… pero que más da.

Para Eri, cuya casilla no aparece entre las “violadas”, esto es una conspiración. Otra que Zeitgeist.
No cree que esa persona haya tenido la capacidad de descubrir como entrar a otras casillas y le resulta raro la forma en que lo descubrieron.
Tengo que admitir que muchas de las cosas que abonan esa teoría resultan muy posibles… pero con estas cosas uno nunca logra descubrir la verdad.
La selección de casillas “violadas” es muy extraña. Al ojo inexperto puede considerarse aleatoria, pero es sumamente llamativo que ciertas casillas no hayan sido abiertas.

Otro misterio más en la historia del Universo.

lunes, julio 21, 2008

Hay cosas que suceden que hacen que el día no pueda volver a ser el mismo.
Puede ser un fuerte dolor de cabeza, una caida en la calle o un llamado telefónico.
Pero también puede tener cara de SMS:
"Como hago para trabajar si estoy todo el tiempo pensando en vos? Te quiero mucho amor."

Magic... Magic... Magic...

Ya se que hace varios domingos que lo están pasando, pero ayer me enganché con el programa "Detrás de la Magia" y todavía no lo puedo creer !!!
El "Mago Enmascarado" es tremendo!
Después de ver como hacen algunos trucos que nos dejan con la boca abierta te sentís como un idiota infernal. Yo no se como aguantan la risa cuando ven nuestras caras de asombro.
Te digo que hay algunos trucos que son más fáciles de descubrir... pero otros no te lo podes imaginar ni de casualidad.
En fin... Ahora dicen que lo más visto ayer fue ese programa. Y claro!!! Yo quería acostarme temprano, pero entre que el programa no tiene propagandas y que cada truco es mejor que el anterior, te comés el programa entero.
En fin... Al final la magia no existe. Ya no nos queda nada.

jueves, julio 10, 2008

Misterio - Intriga - Conclusión ...

Por algún motivo que desconozco la madre del gordo me quiere mucho. Me quiere mucho sinceramente.
Cuando lo pienso puede deberse a varios motivos, por ejemplo:
- Soy adorable.
- Soy (a su criterio) la mejor de las novias que tuvo el nene.
- Soy aceptable y tiene ganas de que el nene siente cabeza y le de un nieto…

Bueno, si lo pienso me gustaría que sea la primera opción. Tengo a favor el hecho que la mamá de mi ex todavía me habla con cariño (las pocas veces que nos cruzamos).
Pero algo me hace creer que ni siquiera es la segunda… es la tercera!!!

Algo como lo que pasó hace más de un mes con motivo del bautismo del hijo de la prima del gordo.
Como no había más familiares aptos para la tarea, el gordo fue designado “fotógrafo oficial”. Eso generó que madre-del-gordo se sentara junto a mi en la iglesia.
Como la ceremonia venía para largo con más de 15 bebés para bautizar, en algunos momentos daba para el intercambio de comentarios.

Comentario 1: (Señalando un regalo) Le compré una camperita re linda de corderoy con corderito dentro. Mirala. Estoy practicando para cuando me toque comprarle a mi nieto.

Comentario 2: (Mirando a una nena que estaba sentada delante, pero iba y venia por todos lados) En realidad a mi me gustaría tener una nieta. Siempre quise una hija y tengo dos varones…

Comentario 3: (Así de la nada aunque no me acuerdo bien) Vos tenes que avisarme con tiempo cuando se casen… porque tengo que hacerme un vestido.

Y seguro que hubo otros comentarios así que no llego a recordar o de tan “sutiles” se me pasaron.
Para evitar malos entendidos o hacer complot con mi potencial futura suegra, le conté al gordo esos comentarios (no vaya a ser que después se entere pero al reves). Su respuesta: “Ufff…. A mi me lo dice todo el tiempo. Y sí, quiere una nieta.”

Al menos se lo tomó con humor.

Esto me genera muchos beneficios puesto que siempre tiene un regalo para mí. Se vaya a Brasil o a Mar del Plata, siempre hay chocolates, dulces o remeras. Y no es que sea interesada (salvo por el chocolate).

Otra de las opciones que barajo sobre porque me quiere es algo más complicada y viene a ser la siguiente:
Como el gordo fue un adolescente rebelde que les trajo muchos dolores de cabeza, los padres están asombrados de lo que está haciendo conmigo. No pueden creer que me ayude a pintar la casa, lleve a mi hermano a rugby, se levante temprano para acompañarnos al colegio ni que hable tanto de mi hermano con ellos.
Es algo como su karma y como se enfrenta a él. Como una oveja ya mayor descarriada intenta lograr que otra ovejita no salga del rebaño y acate las instrucciones de la pastorcita.


martes, julio 08, 2008

Amor Adolescente ...

Vamos a levantar un poco el ánimo.
No me puedo olvidar lo que esta pasando actualmente en esto que se da por llamar "vida", pero muchos me dicen que tengo que mirar lo que tengo.
En fin... estoy en eso.
Con el bebu estamos teniendo unos días muy de "noviecitos". Por suerte.
Lo mechamos con otras cosas como quedarme dormida tooooodo el sábado en el sillón, o levantarnos tempranísimo para llevar a mi hermano más chico al colegio o a rugby, pero bueno... es lo que hay.
El domingo tocaban en una fiesta privada, cumpleaños de una amiga de él. Yo estaba invitada, pero no sabía si iba a poder ir sin complicarme la existencia. Además no me sentía muy bien.
Pero él me había dicho que le gustaría que vaya a verlo y me había llamado varias veces en el día que me moría de ganas de verlo.
Entonces me puse la mini de jean, porque se que le encanta.
Y así estuvimos como dos adolescentes en un boliche. Nos miramos, nos abrazamos, nos hicimos mimos y dimos muchos besos en la oscuridad de un boliche.
Ayer suspendió el ensayo y vino a cenar con nosotros. Se quedó hasta casi la medianoche y después se fue prometiendo volver hoy para quedarse a dormir en casa.
Un amigo me escribió "ponele muchas fichas a eso" y creo que en eso ando.
Y aunque por momentos me siento triste o melancólica, siempre que puedo trato de hacer algo para hacerlo sentir especial.
En momentos en los que no estoy con él trato de recordar cosas lindas que nos pasaron, o esas pequeñas cosas que son únicas de la pareja y me sonrio.
Por ejemplo ahora estoy sonriendo desde hace un rato porque me acuerdo cuanto me gusta que me mire con ojos pícaros y me diga "me estoy poniendo básico"
Una de cal y otra de arena.

jueves, julio 03, 2008

Never Give Up ...


Este fue un regalo de mi amiga Dragonfly y me encantó.

Creo que todos los días, todos libramos muchas batallas... a veces pequeñas y otras colosales. A veces salimos con toda nuestra fuerza, pero otras nos encontramos un poco caídos y desanimados.

Que bueno es tener en esos momentos gente a la que le importamos para que nos ayuden a mantenernos en pie.

Nuestras batallas debemos (muchas veces) pelearlas solos. Nadie puede ponerse en nuestro lugar y ahorrarnos la molestia. Aunque eso nos gustaría muchisimo (o al menos a mi)


martes, julio 01, 2008

Möbius

Hace ya muchos años las relaciones con mi familia no eran de lo mejor.
Mi papá había formado pareja con una mujer que convirtió a mis dos hermanitos menores en sus hijos y nos ignoraba al mayor de mis hermanos y a mi porque no le decíamos mamá.
Vivíamos en zona norte y todos los días me levantaba a las seis de la mañana para ir a Diagonal Norte a trabajar.
Me tomaba dos colectivos y el subte para llegar.
Trabajaba hasta las seis de la tarde, con un sueldo justo, y salía corriendo para llegar a la facultad que me pagaba con la mitad de mis ingresos.
De la facu salía a las diez de la noche y otra vez dos horas de viaje hasta casa.

Varios problemas económicos y de convivencia hicieron que un día mi papá decidiera irse de la casa con mis hermanos menores. Nos dejó a K y a mi solos en la casa.
En esa época K no trabajaba ni estudiaba. Y yo trabajaba pero no me sobraba como para mantener una casa enorme y a otra persona.
Entonces empezaron los problemas.
Todo terminó bruscamente cuando descubrí que K en vez de pagar el agua con la plata que le dejaba, se la gastaba en otra cosa.
No puedo recordar época más depresiva en mi vida. Una discusión terminó con todo mi brazo izquierdo quemado por agua hirviendo y yo encerrada en el baño para que mi hermano no me golpeara.
Mi ex novio fue muy importante en esa época. Una de las tantas cosas de las cuales estoy agradecida con él es el haber estado conmigo en esa situación.

Tuve que pedir plata prestada para que me reconectaran el servicio y poco después mi hermano se mudó a Córdoba por un trabajo.
De ahí en más me fui fortaleciendo. Dediqué esos años a hacer el esfuerzo de terminar la carrera en tiempo récord, resigné cientos de fines de semana estudiando solo con el objetivo de salir de ahí.

El tiempo fue pasando, papá volvió un poco arrepentido y comenzó otra etapa.
Pero costaron más de siete años para yo pueda superar la sensación a traición de mi hermano.
En realidad cuando sucedió lo de papá entendí que más valía estar todos juntos y que mi rencor le hacía mal a mis hermanos menores.

Cuando papá se fue, por decantación quedé a cargo de mis hermanos. No solamente en el día a día sino también económicamente.
Habíamos perdido la casa de la familia y no teníamos más dinero. Papá se había encaprichado en alquilar un departamento que a mi entender era demasiado caro para nosotros.
Y dos meses después se fue. Y ahí me quedé yo, sin papá, sin mi novio y con un montón de responsabilidades y gastos.
Tenía en la cabeza que alquilar era tirar el dinero a la basura, resultado de seis años con mi ex novio. Entonces comencé a averiguar departamentos. Vendí el auto de papá, lo único que nos quedaba y junto con la venta de varias cosas de nuestra casa anterior; logré un pequeño capital que no alcanzaba ni para la cuarta parte del anticipo de un departamento.
Esa historia termina en que seguimos buscando, encontramos un departamento en construcción, que era muy accesible, cómodo, moderno, a estrenar y que pidiendo varios créditos podía ser mío en veinte años (diecinueve ahora!)

Pero esta historia es distinta.
En ese momento me tuve que hacer cargo de mis hermanos: 17 y 11 años.
El de 17 años, D, estaba terminando el secundario y no trabajaba. El chiquito aún es muy chico.
En esos tiempos trataba de hacer rendir al máximo mi sueldo y gracias a que no estaba en pareja tenía mucho tiempo para estar en casa y no gastar demasiado. Entonces ahorraba todo lo posible para poder salir de ese departamento alquilado antes de que se venciera el contrato de alquiler.
Un día, cuando fui a “poner en el chanchito” el ahorro de ese mes descubrí que faltaban más de $400.-
Costó mucho que D admitiera que los había agarrado para comprar no-se-qué para la computadora que meses antes les había comprado mi ex novio, solo para ayudarlos.

No puedo explicar lo que se siente que alguien cercano a vos te saqué algo. Pero lo que todavía no puedo entender es todo lo que hace de esta situación algo más delicado. No es como cuando un hijo le saca dos pesos a su padre para ir al kiosko. Es infinitamente peor.
En resumen es algo así: Alguien que sabe todo el esfuerzo que está haciendo otra persona para un beneficio en conjunto, que no tiene la obligación de hacerlo y renuncia a mucho por ello.

A pesar de que él sabía para que estaba destinado ese dinero, él lo había usado en algo que solo él podía disfrutar. En algo que podía haberse comprado en cuotas y quizás en un tiempo más.

Pero es mi hermano, viviamos juntos y todavía estaba muy fresco el recuerdo de lo sucedido con papá.

Luego faltaron algunos dólares, pero nunca admitió haberlos tomado.

Pocos meses después y gracias a la ayuda de varias personas, pudimos mudarnos a nuestra casa propia.
Aún teniamos dos habitaciones para tres personas, pero el departamento era más grande, tenía parrilla y dos balcones propios. Pero sobre todo era nuestra. Había que pagar mucho más por mes que antes, pero ya no era tirada a la basura: era invertida.

D empezó a trabajar gracias a que mi hermano, el que no vive con nosotros, le consiguió un puesto en la misma empresa donde trabaja.
El sueldo era bastante alto para alguien que recién empieza y luego de una conversación él entendió que correspondía que una pequeña (realmente muy pequeña) parte de su sueldo debía aportarla a la casa. Para ayudar a afrontar los gastos de una casa a la que no le faltaba nada: comida, tv por cable, calefacción en invierno y refrigeración en verano. Siempre intenté que nada faltara. Un millón de cuotas para la heladera nueva, el televisor y DVD, ventiladores, estufa…
Pero además del aporte económico tenía que ayudar en las cosas de la casa. Más específicamente en cocinar cuando yo salía (pocas veces realmente), ayudar al más chiquito con las tareas escolares y lavar los platos después de la cena.
Yo hacía lo mismo cuando mi mamá y mi papá llegaban tarde de trabajar. Nunca creí que fuera tan loco.

Sin embargo poco tiempo después él dejó de ayudar en casa. Mentía todo el tiempo y contestaba cada vez peor.
Finalmente descubrimos que había dejado de colaborar para comprarse una moto y sus reacciones eran las consecuencias de ocultarlo sabiendo que quizás no era lo correcto.
Pero por primera vez él trabajaba, sabía lo que era levantarse temprano y estar todo el día trabajando y según su punto de vista era lógico que gastará en él lo que había ganado con mucho esfuerzo.

A pesar de tener su propia movilidad nada lo detuvo en llevarse mi auto, sin tener registro ni los papeles, en dos oportunidades. Dos oportunidades en las que me dí cuenta a pesar de sus negativas en admitirlo.
Hasta que la tercera vez de su broma terminó como algunos ya saben: mi auto secuestrado por la policía y una multa importante que pagar.
Nunca escuché una reflexión de cuanto se había equivocado.

En miles de oportunidades le expliqué lo difícil que era la situación para todos, pero especialmente para mi.
Para mi que con la edad que tengo estoy a cargo de dos menores, pagando una casa básicamente para no tener que pasar la traumática situación de mudarnos cada dos años, gastando bastante dinero en ellos. Dinero que me costaba a mí, por el cual me levantaba temprano y llegaba tarde para seguir haciendo cosas en casa: cocinar, lavar, limpiar.
Pero también para mí que con mi edad no era libre de hacer mi vida, que siempre tiene que pensar en ellos antes de en mí si decido dormir en otro lado o irme el fin de semana a otra parte. Que no es libre de formar una familia, porque ya tiene una.

Los roces, discusiones, conflictos siguieron. Siguieron mucho tiempo y por muchas cosas distintas.
Mis dos hermanos me mintieron dos meses, haciendome pagar un club para el más chico en verano mientras él se quedaba en casa y mi dinero era gastado en salidas. A escondidas, por dos meses… Me da vergüenza el saber que me estuvieron mintiendo, inventando historias que pasaban en el club y yo creerlo. Dudaba pero me terminaban convenciendo.

Pero no aprendo. Yo seguía confiando porque son mis hermanos, porque vivimos juntos, porque son lo único que me queda de mis padres, porque me siento responsable.
Le dejaba facturas y dinero a D para que vaya a pagarlos y así como hizo K hace tantos años, D se la gastaba en otras cosas y me dejaba las deudas.
Deudas que se acumularon y todas juntas tengo que saldar para parar la bola de nieve que es una deuda de un servicio.

Ayer me di cuenta que también era peor: había puesto a toda la familia en un riesgo potencial. No me avisó que había perdido sus llaves y hasta último momento siguió con la mentira. Evidentemente no se le cruzó por la cabeza la imagen de encontrar un día las puertas abiertas, todo revuelto y sin nada.
Porque como le dije: No es que me casé y me regalaron todo lo que hay en la casa. No es que todo haya sido de mi papá y nuestra casa anterior. No. Todo lo compré yo, las tarjetas que reventaron y sigo pagando son las mías. Todo lo que hay en esa casa (salvo los muebles) es mio.
Es parte de mi esfuerzo. Es parte de un dinero que en lugar de gastarlo en mil zapatos y ropa lo use para un disfrute de todos.
Y quizás sea exagerado creer que por perder las llaves alguien va a ir a tu casa a desvalijarla… pero para que correr el riesgo?
En lugar de admitirlo y solucionarlo, lo ocultó. Pero además de la mentira fui yo quien tuvo que salir corriendo a cambiar la cerradura y repartir nuevas llaves a todos los que tienen acceso a mi casa.

El fin de semana pasado hubo una advertencia. Todo tenía que cambiar. Él tenía que entender finalmente que yo no estaba obligada a hacer y darles todo lo que tenían. Que hay familias que tienen mucho menos. Entender que todo eso significaba un esfuerzo y que yo también tengo derecho a gastar mi dinero en mí.
Pero sobre todo tenía que entender que tenía que cambiar la actitud. Que las mentiras, los gritos, los desplantes y las malas contestaciones no corrían más. Y el motivo principal era el ejemplo que le estaba dando al más chiquito.
Porque me agarro la cabeza en pensar que él pueda tomar ese ejemplo y repetirlo en unos años.
Porque a pesar de todas nuestras perdidas, en estos dos años solo intenté que sintieran las faltas.
Una advertencia similar a todas las anteriores luego de que él se mandaba alguna.

Y este fin de semana reincidió. Volvió a hacer lo de siempre, lo que hace dos años viene haciendo. Totalmente impune.
Y tuve que cumplir la advertencia. Lo eché de mi casa.
Y aún así, después de tantas palabras, aún no logro que pida disculpas. Pero sobre todo aún no logro que entienda realmente todo lo que tiene (a pesar de lo que no tenemos) y todo –aunque suene pedante- lo que le dí.

A veces pienso que es culpa mía en no hacerles ver que las cosas cuestan. En cargar con todo solo para que no pasaramos momentos delicados.
Ellos vieron que perdimos una casa, alquilamos un año y medio y de pronto apareció un departamento mejor.
Que cada tanto me escapó unos días para descansar en algún lugar y que siempre hay comida en la heladera. No faltan las galletitas, alfajores, carne, verduras. Que tenemos acceso a Internet y tv por cable. Que no tenemos que tener apagada la estufa todo el día y congelarnos mirando tele.
Me siento traicionada, estafada y desilusionada. Pero también me siento culpable por haberle cerrado la puerta.
Siento que no es justo. Pero también que no se termina más. Que las situaciones se retroalimentan.
No soy psicóloga y estoy segura que debería ir a una; pero no se si le estoy haciendo bien o mal. Si la culpa es mía o no es de nadie.
A veces me siento desbordada, por esto y muchas cosas pequeñas que suceden día a día. Afortunadamente el gordo está ahí. A pesar del poco tiempo y el tener una familia “como corresponde” él esta. Pero a veces me da miedo que salga corriendo abrumado por tanta mierda. Que piense que las cosas son como son por mí, porque yo soy así. No creo que piense eso, pero tampoco es justo para él estar en medio de todo esto. Escucharme a mi horas y horas razonar sobre lo que pasa. Trazar planes alternativos para que ellos sean como deseo que sean: personas íntegras. Preguntarme mil veces porque no se dan cuenta del esfuerzo y reconocen (aunque sea un poco) todo lo que hago por ellos. Que quizás no sea lo mismo que un padre hace por sus hijos; pero que es lo mejor que me sale en cada momento.

En fin.
Así están mis días.