Resulta que mi hermano y su mujer me eligieron como madrina de su bebe, el Toto.
Para el bautismo eligieron una pequeña iglesia cerca de la casa de los suegros de mi hermano. Irónicamente esa pequeña iglesia es mucho más estricta que otras que conozco. No solamente tengo que ir a unas reuniones sino que debo presentar la fe de bautismo y estar confirmada, entre otras cosas.
Pero ahí esta el problema. Obviamente fui bautizada, pero no tengo idea en donde. Cuando tuve la oportunidad nunca se me ocurrió preguntar donde me habían bautizado. Ahora, que necesito saberlo y el reloj me esta empujando tuve que emprender la búsqueda de “mis raíces religiosas”.
Un viernes, antes de ir al curso, pasé por la iglesia donde tomé la primera comunión y en cuyo colegio curse la primaria.
Una señora me atendió muy amable y luego de preguntarme varias veces si no tenía familiares o vecinos (¿?) a quien preguntar, me buscó en los libros.
Una luz de esperanza porque mi búsqueda comience y termine ahí se extinguió en escasos minutos.
Me hacía preguntas que yo contestaba con seguridad, aunque no tenía certeza de que sea así.
“Nací en Capital Federal, pero vivíamos en Olivos. La calle Moreno, pero no recuerdo el número”
Eso y “no tengo familiares vivos” fue lo único que repetí incesantemente.
No había nada que hacer… la señora me escribió en un papel las iglesias de la zona para que llamara y averiguara.
El lunes, martes y ese miércoles estuve llamando a todas las que figuraban en el listado. Algunas no me atendían.
De a ratitos, entre llamado y llamado me quedaba mirando el listado para ver si alguno de los nombres me resultaban familiares. Nada.
El jueves me iluminé y al llegar a casa saqué las fotos viejas y estuve horas buscando alguna de mi bautismo. Recordaba fotos del bautismo de mi hermano pero nunca había notado fotos de mi bautismo.
“En algún lado tiene que haber”
Senté a mis hermanos conmigo y bajo la premisa “busquen fotos mías de bebé en una iglesia” revolvimos el pasado.
Siempre que uno ve fotos viejas no solo recuerda esos momentos (o los admira si no llega a recordarlos) sino que ve muchas cosas más. Sobre todo si algunas personas sonrientes en las imágenes ya no están presentes.
Me fueron abandonando de a poco y me quede sola en la habitación con cientos de fotos por todos lados.
Fui acopiando las imágenes del bautismo de mi hermano suponiendo que quizás hayamos sido bautizados en la misma.
De pronto, casi sin darme cuenta encontré una foto que parecía de mi bautismo. Ya había pasado otras fotos de la misma ocasión pero no había notado de lo que se trataba.
Volví a buscar las que me había salteado sin saber y guarde el resto.
Cuando me quede solita con esas imágenes primero conocí a mis padrinos. A mi padrino no recuerdo haberlo visto nunca. Mi madrina es la hermana malvada de mi papá: mejor perderla que encontrarla.
Contemplé la iglesia pero no había nada familiar. Era una iglesia sencillita, con unas columnas muy extrañas de madera. En el exterior también tenía una fachada de madera, al igual que el revestimiento interior.
En el exterior no se veía ningún nombre o señal que la identificará. Solamente que en un costado parecía tener una bolsa de trabajo y borroso aparecía el número de la calle: 317 y algo.
En los días siguientes consulté con algunas personas si reconocían de cual se trataba… pero nada.
Entonces el sábado subimos al auto con el gordo e hicimos un recorrido “parroquial”.
La primera de la lista era una ubicada en Avda. Maipú, Nuestra Señora de la Paz.
Bajé del auto mientras el gordo estacionaba y crucé la avenida. La fachada no era parecida. Tenía el nombre de la iglesia inscripto en la pared… y eso no aparecía en mi foto.
Entré y me quedé mirando el interior. Es una iglesia pequeña, con el altar casi al mismo nivel del suelo.
Será que las últimas veces que fui a una iglesia fueron en casamientos, o que mi mamá era catequista, o que me duele mucho recordar ciertas cosas, que cuando entré me sentí triste.
Miraba las paredes, el techo, el altar… pero definitivamente mi foto no era de esa iglesia.
La secretaría estaba cerrada, no había a quien preguntar. Esa era una de las iglesias donde no me habían atendido.
Subimos al auto y fuimos a la siguiente del listado.
Había un muchacho dando clases de catequesis a quien el gordo le pregunto. Mientras yo la miraba desde la ventana y la veía demasiado grande como para ser “mi” iglesia.
En la siguiente nos pasó lo mismo. Tenía un altar demasiado alto y era de piedra… no podía ser tampoco.
Era una estupidez. Nunca la íbamos a encontrar así.
La siguiente de la lista era la misma iglesia donde el Toto va a ser bautizado. Entonces lo llamé a mi hermano y le pregunté si la iglesia tenía madera. “Creo que sí”… “No, el altar no es demasiado alto”… “Es bastante pequeña”
El gordo y yo creímos que era la misma. Fuimos hasta ahí pero al llegar ya sabía que no era.
La entrada era medio rara, el altar estaba separado del resto y tenía dos o tres escalones para acceder a él.
Mi hermano es un pejerto.
Me di por vencida y fuimos nuevamente a la iglesia donde tomé la comunión, donde esa señora me dijo que si no encontraba esa iglesia podía ir a otra y hacer un juramento. No había más tiempo de seguir buscando.
Fuimos pero la secretaría estaba cerrada. Anote los horarios.
Ayer, cuando salí del trabajo fui de nuevo hasta allá.
La señora de la otra vez estaba acompañada por otra mujer. Se acordó de mí enseguida.
Le contó a la otra mujer todo.
Otra vez me preguntaron si no tenía familiares a quien consultar… Será que todos piensan que eso no se me puede haber ocurrido???
Les conté de nuestro recorrido el sábado.
Y hasta les conté de las fotos.
“Nos las podes mostrar?”
Las busqué en la cartera y se las di. Les expliqué que era una iglesia muy particular. Que tenía unas columnas de madera muy inusuales.
Las veían una tras otra. Entonces una dijo “El sacerdote es Pirulo”… “Pirulo estaba en la Parroquia San Pablo y San Pedro”
La otra agarró el teléfono y marcó.
Yo sabía que no era porque esa había sido una de las opciones donde me habían dicho que no.
“No, para. Es Mengano… sí miralo acá. Y acá. Ves? Que joven!!!”
La que tenía el teléfono cortó y miró las fotos.
“Uuuuy… sí. Es verdad, acá se ve de frente. Y donde estaba Mengano entre el 80 y el 81?”
Parecían un grupo de investigación de crímenes, de esos que se ven en las series. Se miraban y decían cosas como “Ahora vive en tal lugar”, “Él usaba esos anteojos…”
Yo me limitaba a mirarlas. Tenía la esperanza que recordaran donde estaba ese hombre veintisiete años atrás.
“Aaaaay… pero claro. Esta es Nuestra Señora de la Paz. Mirá la virgen que está detrás. Esa es la virgen de Nuestra Señora de la Paz.”
Y la otra terminó diciendo algo como que a esa iglesia se la conocía por tener esas columnas de madera en el interior.
Me despidieron seguras que ese era el final de mi búsqueda. Me pidieron varias veces que las llame para contarles si tenían razón.
Cuando me fui lo llamé al gordo y le conté. Se reía mucho. Y me dijo que él también pensaba que esa era la iglesia. La primera a la que fuimos.
Ahora estoy esperando que se hagan las cuatro de la tarde para llamar y ver si me encuentro a mí misma ahí.
Después les cuento.
Para el bautismo eligieron una pequeña iglesia cerca de la casa de los suegros de mi hermano. Irónicamente esa pequeña iglesia es mucho más estricta que otras que conozco. No solamente tengo que ir a unas reuniones sino que debo presentar la fe de bautismo y estar confirmada, entre otras cosas.
Pero ahí esta el problema. Obviamente fui bautizada, pero no tengo idea en donde. Cuando tuve la oportunidad nunca se me ocurrió preguntar donde me habían bautizado. Ahora, que necesito saberlo y el reloj me esta empujando tuve que emprender la búsqueda de “mis raíces religiosas”.
Un viernes, antes de ir al curso, pasé por la iglesia donde tomé la primera comunión y en cuyo colegio curse la primaria.
Una señora me atendió muy amable y luego de preguntarme varias veces si no tenía familiares o vecinos (¿?) a quien preguntar, me buscó en los libros.
Una luz de esperanza porque mi búsqueda comience y termine ahí se extinguió en escasos minutos.
Me hacía preguntas que yo contestaba con seguridad, aunque no tenía certeza de que sea así.
“Nací en Capital Federal, pero vivíamos en Olivos. La calle Moreno, pero no recuerdo el número”
Eso y “no tengo familiares vivos” fue lo único que repetí incesantemente.
No había nada que hacer… la señora me escribió en un papel las iglesias de la zona para que llamara y averiguara.
El lunes, martes y ese miércoles estuve llamando a todas las que figuraban en el listado. Algunas no me atendían.
De a ratitos, entre llamado y llamado me quedaba mirando el listado para ver si alguno de los nombres me resultaban familiares. Nada.
El jueves me iluminé y al llegar a casa saqué las fotos viejas y estuve horas buscando alguna de mi bautismo. Recordaba fotos del bautismo de mi hermano pero nunca había notado fotos de mi bautismo.
“En algún lado tiene que haber”
Senté a mis hermanos conmigo y bajo la premisa “busquen fotos mías de bebé en una iglesia” revolvimos el pasado.
Siempre que uno ve fotos viejas no solo recuerda esos momentos (o los admira si no llega a recordarlos) sino que ve muchas cosas más. Sobre todo si algunas personas sonrientes en las imágenes ya no están presentes.
Me fueron abandonando de a poco y me quede sola en la habitación con cientos de fotos por todos lados.
Fui acopiando las imágenes del bautismo de mi hermano suponiendo que quizás hayamos sido bautizados en la misma.
De pronto, casi sin darme cuenta encontré una foto que parecía de mi bautismo. Ya había pasado otras fotos de la misma ocasión pero no había notado de lo que se trataba.
Volví a buscar las que me había salteado sin saber y guarde el resto.
Cuando me quede solita con esas imágenes primero conocí a mis padrinos. A mi padrino no recuerdo haberlo visto nunca. Mi madrina es la hermana malvada de mi papá: mejor perderla que encontrarla.
Contemplé la iglesia pero no había nada familiar. Era una iglesia sencillita, con unas columnas muy extrañas de madera. En el exterior también tenía una fachada de madera, al igual que el revestimiento interior.
En el exterior no se veía ningún nombre o señal que la identificará. Solamente que en un costado parecía tener una bolsa de trabajo y borroso aparecía el número de la calle: 317 y algo.
En los días siguientes consulté con algunas personas si reconocían de cual se trataba… pero nada.
Entonces el sábado subimos al auto con el gordo e hicimos un recorrido “parroquial”.
La primera de la lista era una ubicada en Avda. Maipú, Nuestra Señora de la Paz.
Bajé del auto mientras el gordo estacionaba y crucé la avenida. La fachada no era parecida. Tenía el nombre de la iglesia inscripto en la pared… y eso no aparecía en mi foto.
Entré y me quedé mirando el interior. Es una iglesia pequeña, con el altar casi al mismo nivel del suelo.
Será que las últimas veces que fui a una iglesia fueron en casamientos, o que mi mamá era catequista, o que me duele mucho recordar ciertas cosas, que cuando entré me sentí triste.
Miraba las paredes, el techo, el altar… pero definitivamente mi foto no era de esa iglesia.
La secretaría estaba cerrada, no había a quien preguntar. Esa era una de las iglesias donde no me habían atendido.
Subimos al auto y fuimos a la siguiente del listado.
Había un muchacho dando clases de catequesis a quien el gordo le pregunto. Mientras yo la miraba desde la ventana y la veía demasiado grande como para ser “mi” iglesia.
En la siguiente nos pasó lo mismo. Tenía un altar demasiado alto y era de piedra… no podía ser tampoco.
Era una estupidez. Nunca la íbamos a encontrar así.
La siguiente de la lista era la misma iglesia donde el Toto va a ser bautizado. Entonces lo llamé a mi hermano y le pregunté si la iglesia tenía madera. “Creo que sí”… “No, el altar no es demasiado alto”… “Es bastante pequeña”
El gordo y yo creímos que era la misma. Fuimos hasta ahí pero al llegar ya sabía que no era.
La entrada era medio rara, el altar estaba separado del resto y tenía dos o tres escalones para acceder a él.
Mi hermano es un pejerto.
Me di por vencida y fuimos nuevamente a la iglesia donde tomé la comunión, donde esa señora me dijo que si no encontraba esa iglesia podía ir a otra y hacer un juramento. No había más tiempo de seguir buscando.
Fuimos pero la secretaría estaba cerrada. Anote los horarios.
Ayer, cuando salí del trabajo fui de nuevo hasta allá.
La señora de la otra vez estaba acompañada por otra mujer. Se acordó de mí enseguida.
Le contó a la otra mujer todo.
Otra vez me preguntaron si no tenía familiares a quien consultar… Será que todos piensan que eso no se me puede haber ocurrido???
Les conté de nuestro recorrido el sábado.
Y hasta les conté de las fotos.
“Nos las podes mostrar?”
Las busqué en la cartera y se las di. Les expliqué que era una iglesia muy particular. Que tenía unas columnas de madera muy inusuales.
Las veían una tras otra. Entonces una dijo “El sacerdote es Pirulo”… “Pirulo estaba en la Parroquia San Pablo y San Pedro”
La otra agarró el teléfono y marcó.
Yo sabía que no era porque esa había sido una de las opciones donde me habían dicho que no.
“No, para. Es Mengano… sí miralo acá. Y acá. Ves? Que joven!!!”
La que tenía el teléfono cortó y miró las fotos.
“Uuuuy… sí. Es verdad, acá se ve de frente. Y donde estaba Mengano entre el 80 y el 81?”
Parecían un grupo de investigación de crímenes, de esos que se ven en las series. Se miraban y decían cosas como “Ahora vive en tal lugar”, “Él usaba esos anteojos…”
Yo me limitaba a mirarlas. Tenía la esperanza que recordaran donde estaba ese hombre veintisiete años atrás.
“Aaaaay… pero claro. Esta es Nuestra Señora de la Paz. Mirá la virgen que está detrás. Esa es la virgen de Nuestra Señora de la Paz.”
Y la otra terminó diciendo algo como que a esa iglesia se la conocía por tener esas columnas de madera en el interior.
Me despidieron seguras que ese era el final de mi búsqueda. Me pidieron varias veces que las llame para contarles si tenían razón.
Cuando me fui lo llamé al gordo y le conté. Se reía mucho. Y me dijo que él también pensaba que esa era la iglesia. La primera a la que fuimos.
Ahora estoy esperando que se hagan las cuatro de la tarde para llamar y ver si me encuentro a mí misma ahí.
Después les cuento.
1 agarraron el lápiz:
Hola Maruchita! Ojala sea La Paz y se termino la busqueda!!! Avisa!
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