Hace unos días prendí la radio y escuché como el conductor del programa conversaba con una persona que llamaba desde Turquía.
Era argentino y al parecer estaba viajando. Relataba lo que estaba sucediendo y luego contó que hacía mucho tiempo que estaba viajando por distintos lugares: Atenas, Hamburgo, Amsterdam, Berlín, Madrid, entre muchos otros.
A medida que ese chico iba hablando me moría de la curiosidad.
Hasta que el conductor del programa le preguntó su nombre y todo cayó en su lugar. Era Jero, un amigo que hace mucho que no veo.
Yo sabía que estaba de viaje desde hacía muchísimo tiempo (van ocho meses), pero como se fue sin planear nada es difícil saber donde estuvo, donde está y donde estará. Mucho menos cuando va a volver. Cada tanto veo sus fotos en flickr y me ataca una envidia sana.
Contaba cosas realmente increíbles; te hacía viajar mientras estabas sentado delante de la computadora dándole al teclado.
Durante todo el programa de radio llamaron miles de personas felicitando, envidiando y soñando con que hacían lo que Jero hizo. Renunciar a su trabajo, tomarse un avión y viajar por todos lados hasta cansarse (o que el dinero se termine).
Y me dejó pensando…
Cuantas veces uno escuchó eso de “dejo todo y me pongo un bar en la playa?” … o quién no quiso dejar su vida llena de presiones y responsabilidades para empezar de nuevo en otro lugar haciendo algo mucho más sencillo? “Vendo todo y me voy a vivir al campo…”
Hasta yo me replantee mi rumbo en la vida cuando conocí la vida de Tandil.
Y sigo pensando, me cuesta llegar a una conclusión.
Lo que pude elaborar hasta el momento es que hay dos tipos de (llamémosle) caminos.
Uno es el salir del secundario y meterse en la facultad hasta recibirse; planear su futuro laboral estratégicamente para asegurarse un buen porvenir. Buscar la manera de ir adquiriendo bienes: un auto, un departamento, unas vacaciones lindas. Pensar en formar una familia.
En conclusión: Planificar un futuro. En una palabra: Estructurarse (con mayor o menor nivel de exigencia)
Otro camino es vivir como si no hubiese mañana. Disfrutar de cada centavo sin pensar en un auto o una casa (me refiero a nivel ahorro). Si tiene la suerte de conseguir mucho dinero junto (un buen laburo, una herencia, el premio mayor de la lotería) ahí es cuando piensan en el auto o en el departamento; y si tienen esas necesidades satisfechas salen a buscar lo que la mayoría en el fondo deseamos: dar vueltas por el mundo sin presiones, sin exigencias, sin tiempo.
En conclusión: Vivir el momento. En una palabra: Disfrutar.
Hay gente que cree que puede estar en el medio. Laburar unos cuantos años y luego salir a recorrer el mundo. Pero cuando logran conseguir el dinero suficiente abren los ojos y ven que ya son grandes, tienen hijos o se cansan mucho al caminar.
De seguro no soportarían dormir en un hostel con quince personas más y les resultaría demasiado estresante buscar las ofertas de los vuelos baratos.
Otros pretenden dejar todo y vivir la vida a full. Salen del colegio y se abandonan a sus deseos. No existe un mañana hasta que la noche se hace de día y de repente se dan cuenta que necesitan trabajar para sobrevivir. Que es difícil conseguir un buen laburo sin haber estudiado (y el estudiar tampoco lo asegura). Y se quedan añorando el pasado, donde nada era tan complicado y les cuesta salir adelante.
Cuando uno escucha lo que Jero contaba se le iluminan los ojos. Se hacen algunas cuentas mentales y caen en la cuenta que tampoco es tan complicado. Lo más duro es conseguir dinero para el pasaje y luego a “patearla”.
Solo se ve la parte brillante: conocer distintos lugares, gente, culturas, idiomas. Sin presión. La máxima expresión de libertad.
Pero cuando uno elije este camino debe saber que no hay lugar para la ambición, para el deseo de desarrollo laboral, no hay lugar para formar una familia y que se extraña la sensación de pertenencia: uno siempre es extranjero.
Yo siempre fui una persona ambiciosa en mis deseos. Siempre quise lo mejor para mí. Primero para demostrarles a mis padres que su esfuerzo en mi educación no era en vano y que yo reconocía lo que hacían por mí.
Luego quise ser muy buena en mi carrera para poder conseguir un buen trabajo. Tener un buen trabajo para poder contar con un nivel de ingresos que me permita darme los gustos que quisiera: una casa a mi gusto, vacaciones, ropa, salidas, etc.
Tener una familia grande y vivir sin preocupaciones.
Pase algunos años probando distintas cosas hasta que encontré lo que me gustaba. Pase unos cuantos años más estudiando a conciencia. Me recibí con uno de los mejores promedios, en el tiempo que se suponía debía hacerlo.
Encontré un trabajo que en pocos años y con mucho esfuerzo me permite tener una seguridad y un bienestar económico.
Y luego de tanto sacrificio, tanto esfuerzo, tantas presiones internas y externas y ver como le fue a otras personas a mi alrededor; creo que me equivoqué en las prioridades.
Que no es tan importante el ser alguien en el ámbito profesional o laboral… no tanto como ser “alguien” para esas personas que uno ama.
Que no importa cuanto dinero se tenga, si lo que se tiene alcanza para satisfacer las necesidades que tengamos.
Que no sirve de nada tener dinero ahorrado sino se puede disfrutar en aquellas cosas que nos hacen bien.
Siento que me equivoqué. Ya lo sentía hace unos años.
Creo que puse tanta energía en algo que ahora se que no quiero. No quiero pasarme el resto de mi vida laburando a full y dejando todo para llegar cansada a casa y no tener fuerzas para levantarme del sillón.
No quiero pasar el día corriendo, preocupada por cosas que en definitiva no son mías.
Me siento feliz cuando puedo dedicar el tiempo justo a mi trabajo y me queda tiempo para pensar en otras cosas y estar con otras personas.
Cuando puedo salir a tiempo de la oficina e ir a tomar unos mates con mi amiga Ale y ver a las gordas cada vez más grandes.
O cuando voy a la casa del gordo y miramos la tele hasta tarde y ni nos preocupamos por la cena.
Levantarme sin el despertador y ver el sol brillar.
Pero, seguramente, cuando deje todo y me ponga un bar en la playa la arena me va a molestar, mi pelo va a estar todo el tiempo horrible y al segundo día voy a tener quemaduras extremas en todo el cuerpo (debido a mi hermoso color de piel).
Otro post sin pies ni cabeza. Y van …
Era argentino y al parecer estaba viajando. Relataba lo que estaba sucediendo y luego contó que hacía mucho tiempo que estaba viajando por distintos lugares: Atenas, Hamburgo, Amsterdam, Berlín, Madrid, entre muchos otros.
A medida que ese chico iba hablando me moría de la curiosidad.
Hasta que el conductor del programa le preguntó su nombre y todo cayó en su lugar. Era Jero, un amigo que hace mucho que no veo.
Yo sabía que estaba de viaje desde hacía muchísimo tiempo (van ocho meses), pero como se fue sin planear nada es difícil saber donde estuvo, donde está y donde estará. Mucho menos cuando va a volver. Cada tanto veo sus fotos en flickr y me ataca una envidia sana.
Contaba cosas realmente increíbles; te hacía viajar mientras estabas sentado delante de la computadora dándole al teclado.
Durante todo el programa de radio llamaron miles de personas felicitando, envidiando y soñando con que hacían lo que Jero hizo. Renunciar a su trabajo, tomarse un avión y viajar por todos lados hasta cansarse (o que el dinero se termine).
Y me dejó pensando…
Cuantas veces uno escuchó eso de “dejo todo y me pongo un bar en la playa?” … o quién no quiso dejar su vida llena de presiones y responsabilidades para empezar de nuevo en otro lugar haciendo algo mucho más sencillo? “Vendo todo y me voy a vivir al campo…”
Hasta yo me replantee mi rumbo en la vida cuando conocí la vida de Tandil.
Y sigo pensando, me cuesta llegar a una conclusión.
Lo que pude elaborar hasta el momento es que hay dos tipos de (llamémosle) caminos.
Uno es el salir del secundario y meterse en la facultad hasta recibirse; planear su futuro laboral estratégicamente para asegurarse un buen porvenir. Buscar la manera de ir adquiriendo bienes: un auto, un departamento, unas vacaciones lindas. Pensar en formar una familia.
En conclusión: Planificar un futuro. En una palabra: Estructurarse (con mayor o menor nivel de exigencia)
Otro camino es vivir como si no hubiese mañana. Disfrutar de cada centavo sin pensar en un auto o una casa (me refiero a nivel ahorro). Si tiene la suerte de conseguir mucho dinero junto (un buen laburo, una herencia, el premio mayor de la lotería) ahí es cuando piensan en el auto o en el departamento; y si tienen esas necesidades satisfechas salen a buscar lo que la mayoría en el fondo deseamos: dar vueltas por el mundo sin presiones, sin exigencias, sin tiempo.
En conclusión: Vivir el momento. En una palabra: Disfrutar.
Hay gente que cree que puede estar en el medio. Laburar unos cuantos años y luego salir a recorrer el mundo. Pero cuando logran conseguir el dinero suficiente abren los ojos y ven que ya son grandes, tienen hijos o se cansan mucho al caminar.
De seguro no soportarían dormir en un hostel con quince personas más y les resultaría demasiado estresante buscar las ofertas de los vuelos baratos.
Otros pretenden dejar todo y vivir la vida a full. Salen del colegio y se abandonan a sus deseos. No existe un mañana hasta que la noche se hace de día y de repente se dan cuenta que necesitan trabajar para sobrevivir. Que es difícil conseguir un buen laburo sin haber estudiado (y el estudiar tampoco lo asegura). Y se quedan añorando el pasado, donde nada era tan complicado y les cuesta salir adelante.
Cuando uno escucha lo que Jero contaba se le iluminan los ojos. Se hacen algunas cuentas mentales y caen en la cuenta que tampoco es tan complicado. Lo más duro es conseguir dinero para el pasaje y luego a “patearla”.
Solo se ve la parte brillante: conocer distintos lugares, gente, culturas, idiomas. Sin presión. La máxima expresión de libertad.
Pero cuando uno elije este camino debe saber que no hay lugar para la ambición, para el deseo de desarrollo laboral, no hay lugar para formar una familia y que se extraña la sensación de pertenencia: uno siempre es extranjero.
Yo siempre fui una persona ambiciosa en mis deseos. Siempre quise lo mejor para mí. Primero para demostrarles a mis padres que su esfuerzo en mi educación no era en vano y que yo reconocía lo que hacían por mí.
Luego quise ser muy buena en mi carrera para poder conseguir un buen trabajo. Tener un buen trabajo para poder contar con un nivel de ingresos que me permita darme los gustos que quisiera: una casa a mi gusto, vacaciones, ropa, salidas, etc.
Tener una familia grande y vivir sin preocupaciones.
Pase algunos años probando distintas cosas hasta que encontré lo que me gustaba. Pase unos cuantos años más estudiando a conciencia. Me recibí con uno de los mejores promedios, en el tiempo que se suponía debía hacerlo.
Encontré un trabajo que en pocos años y con mucho esfuerzo me permite tener una seguridad y un bienestar económico.
Y luego de tanto sacrificio, tanto esfuerzo, tantas presiones internas y externas y ver como le fue a otras personas a mi alrededor; creo que me equivoqué en las prioridades.
Que no es tan importante el ser alguien en el ámbito profesional o laboral… no tanto como ser “alguien” para esas personas que uno ama.
Que no importa cuanto dinero se tenga, si lo que se tiene alcanza para satisfacer las necesidades que tengamos.
Que no sirve de nada tener dinero ahorrado sino se puede disfrutar en aquellas cosas que nos hacen bien.
Siento que me equivoqué. Ya lo sentía hace unos años.
Creo que puse tanta energía en algo que ahora se que no quiero. No quiero pasarme el resto de mi vida laburando a full y dejando todo para llegar cansada a casa y no tener fuerzas para levantarme del sillón.
No quiero pasar el día corriendo, preocupada por cosas que en definitiva no son mías.
Me siento feliz cuando puedo dedicar el tiempo justo a mi trabajo y me queda tiempo para pensar en otras cosas y estar con otras personas.
Cuando puedo salir a tiempo de la oficina e ir a tomar unos mates con mi amiga Ale y ver a las gordas cada vez más grandes.
O cuando voy a la casa del gordo y miramos la tele hasta tarde y ni nos preocupamos por la cena.
Levantarme sin el despertador y ver el sol brillar.
Pero, seguramente, cuando deje todo y me ponga un bar en la playa la arena me va a molestar, mi pelo va a estar todo el tiempo horrible y al segundo día voy a tener quemaduras extremas en todo el cuerpo (debido a mi hermoso color de piel).
Otro post sin pies ni cabeza. Y van …
3 agarraron el lápiz:
Como me identifico con tu post!! Por favoooor!
Nosotros siempre decimos que dejamos todo, nos vamos a Brasil, y vendemos coco en la playa! Pero después, obvio, queda todo en la nada… Trabajamos 10 o 12 horas por dia, nos alejamos de casa por varios dias, pero siempre por trabajo, esperamos durante 11 meses y medio, escasas dos semanas para disfrutar… Y lo peor, es que en esas dos semanas, apenas si logras desconectarte los ultimos dias…
Pensas en ahorrar para una casa mas grande, para un auto mas nuevo, para unas vacaciones (que no te desconectan) a un lugar mas lejano, y en eso se te va la vida, trabajando para tener mas plata… Y lo mas gracioso es que tenes tu vida programada: “en Noviembre empezamos con la busqueda del bb”, etc (aclaro, por ahora ese “Noviembre” esta bien leeeeeejos, asi que ni preguntes! Jajajaj! Puse un mes por poner un mes!).
Pero, por otro lado, no se si me sentiria feliz dando vueltas pro el mundo un año seguido, lejos de mi gente, que me contiene… Si, esta buenisimo conocer gente nueva, lugares raros, otros idiomas, etc, pero si no lo puedo compartir con los mios, no se si lo disfrutaria tanto….
No se, mejor sigo trabajando, que tengo que juntar plata para mis vacaciones, que son el Julio…. Jajajajaj! Que tristezaaaaaa!
Ana
creo que todos los que escribieron son unos malentretenidos....con mucho tiempo libre....sin cultura del ocio....con ganas de decir pavadas y mucha filosofia barata
Epicurio, que copado que vos no tengas tanto tiempo libre y tu filosofía sea más costosa!
Te felicito.
Publicar un comentario