Tengo un secreto.
Si alguien quiere hacerme muy feliz me tiene que regalar chocolates.
Pero no cualquiera...
Me muero por los Godiva. En la vida no probe bombones más deliciosos.
Pero tampoco es que soy tan exquisita. Los Guylian son excelentes substitutos.
Son suavecitos, de chocolate belga blanco, con leche y negro rellenos de praliné de avellanas.
Tienen forma de hipocampos, caracoles marinos y almejas.
Pero también hay unas trufas que se parten.
No hay como explicar la felicidad que me generan.
Ahora espero que alguien viaje y sea tan amoroso de traerme una cajita del free shop.
Algo tan pequeño me genera una especie de felicidad intensa.
La mamá del gordo parece que lo sabe.
1 agarraron el lápiz:
Uuuuuuu... porque no avisaste antes de que volviese!!!
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