Hace ya muchos muchos meses, mi amiga y compañera de trabajo Eri me contó exhaltada que había visto un águila en su ventana.
Entre el susto y la sorpresa me decía que era enorme, que no era una de esas palomas que suelen golpetear en los vidrios porque se ven reflejados.
Es obvio que no le creí nunca. Una persona como ella que hasta hace poco más de tres años que se le permite cortar tomates seguramente estaba equivocada.
Pero ayer pude comprobar que no estaba loca.
Obviamente no era un águila... pero tampoco era una paloma.
Y además eran dos de esas cosas voladoras: Beto y Betty los llamamos.
Creo que voy a tener que ir a Temaiken a tratar de descubrir que especie voladora estaba golpeando nuestras ventanas.
Y de pronto se me viene Poe a la cabeza y retumba en mi cabeza: Nevermore.
1 agarraron el lápiz:
Que lindo tener periquitos en la ventana.
Yo tengo pichones de palomas en la mía que se ven reflejados en el vidrio y no paran de golpetear...
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