En este último tiempo encontre en mis hermanos muchas de las cosas que caracterizaban a mi papá.
Mi hermano Diego tiene las mismas manos. Jorge muchos de sus gestos y expresiones.
Yo tengo un poco de sus ojos y un poco de los de mamá.
Un año.
Once años.
Yo solo puedo pensar que estarían muy contento de nosotros. De lo que somos, lo que intentamos, lo que conseguimos, lo que perseguimos, lo que deseamos.
Es verdad, la distancia no puede borrar el amor... pero tampoco el dolor.
Y también es verdad que hay una clase de amor que no puede acabarse nunca, donde la tolerancia no tiene límites. Y a pesar de los infinitos errores y los millones de malas decisiones, el sentimiento es más fuerte.
Perdón, hoy estoy un poco triste.
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