Me asusta el hecho de estar un día pensando que todo está comenzando a funcionar como debería (o al menos estar un poco menos movido que de costumbre) y al día siguiente darse cuenta que esa calma era solamente aparente y que era yo misma quien (inconcientemente) "dibujaba" las variables para que así sea.
Es la misma sensación que la de estar haciendo malabares durante mucho tiempo y que en un segundo el ritmo se corte y cada una de las piezas te golpee la cabeza en secuencia.
Así de rápido se me van los días, las sensaciones de bienestar (y de malestar), las ganas, los deseos, las lágrimas y las sonrisas.
Y así de rápido aumenta mi cansancio y hastío, y caigo en la cuenta que a los 27 años ya no puedo cambiar nada de lo que soy.
3 agarraron el lápiz:
Me siento igual
es una sensación de porquería...
saluditos anónimo
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