Un día decidí no esperar las oportunidades,
sino irlas a buscar yo mismo.
Y así después de tanto, un día
como cualquier otro decidí triunfar.
Decidí que mi único rival
eran mis propias debilidades.
Aprendí que lo difícil no es llegar a la cima,
sino jamás dejar de subir.
Ahora me importa simplemente
saberme mejor que ayer.
extractado del libro:
Nunca es tarde
Nunca es tarde
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