Hace poco más de un mes que con la Diablurita estamos yendo a Danzas Árabes. Aprovechando las ofertas de clases del lugar a donde vamos, se nos ocurrió empezar clases de Salsa.
El martes fue nuestra segunda clase.
No somos muchos en la clase, obviamente la mayoría mujeres.
Pero tenemos un compañerito merecedor de un post.
Vieron esas personas que se creen que se las saben todas y no soportan que los corrijan? Ese es “el hombre de los zapatos rojos”
Él se cree un winner, pero la verdad es que yo no lo miraría ni de reojo.
En nuestra primer clase (la nuestra, porque el resto de las personas hace casi dos meses que empezaron) la profesora nos enseño los pasos básicos a nosotras por separado y luego enseño nuevos pasos a todos.
Luego preparo una pequeña coreografía donde teníamos que aplicar todos los pasos que supuestamente sabíamos. Como éramos más mujeres que hombres, teníamos que turnarnos.
Prefería millones de veces bailar sola que con el mamarracho este. No se si lo hacía con todas las chicas, pero cuando le tocaba conmigo, él arrancaba cuando quería. No seguía a la profesora y si se equivocaba mandaba otro paso sin avisar. Obvio que no coordinábamos y más de una vez aterrizó en mis piecitos.
El martes, en la segunda clase, y por poca asistencia, la profesora quiso enseñarnos a bailar Rueda de Casino; que sería como un círculo de parejas donde una persona va cantando los pasos que hay que hacer.
Fue enseñando los pasos y misteriosamente me salían genial cuando bailaba con otro de los chicos y con la profesora… pero cuando me tocaba con el mamarracho no pegábamos una.
Yo tengo mucha tolerancia para algunas cosas, pero otras me sacan enseguida. Y que alguien con esa actitud tiene la facilidad de enloquecerme en un microsegundo.
En un momento, cuando vio que se complicaba uno de los pasos y molesto por esta situación me quiso corregir.
- Vos seguime a mí que yo se. Yo te marco
- Disculpame, lo que pasa es que no debes estar marcando muy bien porque no me doy cuenta que es lo que queres hacer.
Obvio cara de ort* y no me dirigió la palabra en todo el resto de la clase.
Pero lo mejor le paso a la Diablurita.
Resulta que en uno de los pasos, la mujer tiene que dar una vuelta al centro de la rueda y el hombre girar en el lugar. Pero siempre tiene que mantener tomada de la mano a la mujer para que ella pueda volver.
Mamarracho no podía. Siempre te soltaba la mano porque no podía girar y eso hacía que cuando la Diablurita quería volver a la posición original tuviera un retraso en los tiempos.
Molesto el mamarracho de zapatos rojos le recriminó que estaba haciendo algo mal, a lo que la Diablurita se plantó y le dijo “vos sos el que me suelta en el giro. No me tenes que soltar. Me dejas bailando sola… como una odalisca.”
“Como una odalisca” mando. Y yo no pude aguantar la risa.
Rápidamente el otro de los chicos lo corrigió al mamarracho y este se ofuscó más. Yo, que estaba bailando con la profesora en ese momento le sugerí que vaya a enseñarle al mamarracho como hacer.
Mamarracho quedó muy ofendido por la situación, ya que más de la mitad de la clase estaba corrigiéndolo y atentos a sus movimientos.
Yo me pregunto… porque hacerse el banana si no llegas a manzana ?
El martes fue nuestra segunda clase.
No somos muchos en la clase, obviamente la mayoría mujeres.
Pero tenemos un compañerito merecedor de un post.
Vieron esas personas que se creen que se las saben todas y no soportan que los corrijan? Ese es “el hombre de los zapatos rojos”
Él se cree un winner, pero la verdad es que yo no lo miraría ni de reojo.
En nuestra primer clase (la nuestra, porque el resto de las personas hace casi dos meses que empezaron) la profesora nos enseño los pasos básicos a nosotras por separado y luego enseño nuevos pasos a todos.
Luego preparo una pequeña coreografía donde teníamos que aplicar todos los pasos que supuestamente sabíamos. Como éramos más mujeres que hombres, teníamos que turnarnos.
Prefería millones de veces bailar sola que con el mamarracho este. No se si lo hacía con todas las chicas, pero cuando le tocaba conmigo, él arrancaba cuando quería. No seguía a la profesora y si se equivocaba mandaba otro paso sin avisar. Obvio que no coordinábamos y más de una vez aterrizó en mis piecitos.
El martes, en la segunda clase, y por poca asistencia, la profesora quiso enseñarnos a bailar Rueda de Casino; que sería como un círculo de parejas donde una persona va cantando los pasos que hay que hacer.
Fue enseñando los pasos y misteriosamente me salían genial cuando bailaba con otro de los chicos y con la profesora… pero cuando me tocaba con el mamarracho no pegábamos una.
Yo tengo mucha tolerancia para algunas cosas, pero otras me sacan enseguida. Y que alguien con esa actitud tiene la facilidad de enloquecerme en un microsegundo.
En un momento, cuando vio que se complicaba uno de los pasos y molesto por esta situación me quiso corregir.
- Vos seguime a mí que yo se. Yo te marco
- Disculpame, lo que pasa es que no debes estar marcando muy bien porque no me doy cuenta que es lo que queres hacer.
Obvio cara de ort* y no me dirigió la palabra en todo el resto de la clase.
Pero lo mejor le paso a la Diablurita.
Resulta que en uno de los pasos, la mujer tiene que dar una vuelta al centro de la rueda y el hombre girar en el lugar. Pero siempre tiene que mantener tomada de la mano a la mujer para que ella pueda volver.
Mamarracho no podía. Siempre te soltaba la mano porque no podía girar y eso hacía que cuando la Diablurita quería volver a la posición original tuviera un retraso en los tiempos.
Molesto el mamarracho de zapatos rojos le recriminó que estaba haciendo algo mal, a lo que la Diablurita se plantó y le dijo “vos sos el que me suelta en el giro. No me tenes que soltar. Me dejas bailando sola… como una odalisca.”
“Como una odalisca” mando. Y yo no pude aguantar la risa.
Rápidamente el otro de los chicos lo corrigió al mamarracho y este se ofuscó más. Yo, que estaba bailando con la profesora en ese momento le sugerí que vaya a enseñarle al mamarracho como hacer.
Mamarracho quedó muy ofendido por la situación, ya que más de la mitad de la clase estaba corrigiéndolo y atentos a sus movimientos.
Yo me pregunto… porque hacerse el banana si no llegas a manzana ?
8 agarraron el lápiz:
el que nace para pito nunca llega a ser matraca...
Jajaja! Y va siempre con zapatitos colorados? La proxima, clavale uno de tus tacos, y ahí lo quiero ver!
Como estuvo todo en el cumple de tu chico? Hizo festejo o estuvo tranqui?
Ana
no llega a corneta...
la matraca se metió sin que la llamaran
Anónimo: Matraca podía ir tranquilamente, era como una versión exclusiva del dicho.
Ahora... no sabés que a una persona taaaaan curiosa como yo le intriga saber quien sos?
(no muerdo...)
Anita:
Las dos veces en mi vida que lo vi tenía esos mismos zapatos...
El cumple bien. A la noche pasaron sus amigos y la paso re lindo.
Maritaaaaaaaaaa.... me mató la frase: "porque hacerse el banana si no llegas a manzana". Permitame, te la tomo prestada.
Ah! y con respecto al mamarracho, dejalo. Él tiene que vivir consigo. Peor castigo no creo que haya.
soy eso: un anónimo. llegué a tu blog y anoninamente seguiré comentando (si no te molesta, obvio).
beso
Padrino:
Se la presto a la frase, pero tiene copyright.
El mamarracho vendría a ser como una motivación para continuar asistiendo a las clases de Salsa. De algo tenemos que reirnos.
Anónimo:
Pero por favor, no me mal interpretes. No me molesta que seas anónimo, solo que me generas intriga.
Lo único es que si vos sos el de los zapatos colorados, no te la cobres en la próxima clase. Mirá que necesito mis piecitos para vivir y me moretoneo rápido.
Va con cariño.
Besos!
no, no tengo nada que ver con el hombre de los zapatos rojos!!
beso y seguiremos por acá
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